Cuando era soltera y tenía alrededor de 20 años, era un manojo de heridas que luchaba con problemas de abandono. Por fuera, utilicé mis títulos académicos para demostrar mi valor al mundo. Por dentro todavía era una niña buscando a alguien que me escogiera. Lo que tenía que hacer era dejar de buscar la aprobación y darme tiempo y espacio para depender de las verdades de la Palabra de Dios para enfrentar mi pasado no resuelto.
Como parte de mi cura, Dios me invitó a salir del circulo vicioso y a vivir en la gracia de Cristo al haber hecho todo lo que necesitaba para ser elegida por Dios. La vida cambia cuando despertamos sabiendo que Dios nos ha elegido. Estamos menos desesperados por ser elegidos por alguien más cuando el Dios del Universo ya nos ha elegido.
Cuando oro por tí, escucho una canción de victoria. Creo en tí porque creo en el poder de la Palabra de Dios en tí, cuando pones Su palabra en acción.
Con cariño de Anita Carman