Querido creyente,
Si hicieras una lista de todas las personas a quienes amas, ¿quién sería la primera persona de la lista? Ahora veamos si es que quieres a la persona más importante de tu lista tanto como crees.
Mateo 19 nos cuenta la historia de un hombre que estaba seguro de que amaba a Dios. El amaba tanto a Dios que quería pasar la eternidad con Dios. Quería confirmar con Jesús que estaba haciendo todo lo posible para conseguir la vida eterna. Cuando Jesús le preguntó si él había obedecido los mandamientos, se mostró confiado al decir en Mateo 19:20: “Todos estos los he cumplido…. ¿Qué más me falta?” Entonces Jesús invitó al hombre a vender sus posesiones. Para esto, el versículo 22 nos dice que el joven “se fue triste, porque tenía muchas riquezas.” Este fue un caso de alguien que estaba seguro de que amaba a Dios lo suficiente como para hacer todo lo necesario para estar con Dios eternamente. Luego se da cuenta que tal vez él no ama a Dios tanto como pensaba.
¿Cuál es tu situación con respecto a tu amor por Dios o por la primera persona de tu lista? Al examinar tu corazón, te sorprendes al darte cuenta, “no te quiero lo suficiente como para dejar mi trabajo. Yo no te amo lo suficiente como para cambiar de lugar. Yo no te amo lo suficiente como para darte mi dinero. Yo no te amo lo suficiente como para hacer lo necesario para estar contigo.” Si tu respuesta te sorprende, tal vez debes ser menos seguro de tí mismo y más dependiente de Dios. No podemos cumplir con las normas de amor de Dios con nuestro propio poder. Dios es el único que logró expresar el amor perfecto. Nuestra única oportunidad de expresar el amor perfecto es pedirle a Dios que exprese su amor a través de nosotros.
Cuando oro por tí, escucho una canción de la victoria. Creo en tí porque creo en el poder de la Palabra de Dios en tí, y cómo pones Su palabra en acción.
Con cariño, Anita