por Anita Carman
Querido Creyente,

¿Alguna vez has amado a alguien que no puede amarte recíprocamente? Tal vez esa persona no es capaz de amar a nadie. O tal vez esa persona está físicamente enferma y es incapaz de corresponderle a tu amor. De cualquier manera, tú eres quien esta vertiendo en una relación unidireccional.

Durante estos meses, he estado aprendiendo cómo estar de duelo por la pérdida de un amigo con Alzheimer. En un artículo que el Dr. Robert McQuilken escribió para la revista Christianity Today, habló de cómo se entiende el amor de Dios mejor a través de esta enfermedad. Él dijo: “De cualquier modo, yo la quiero, pero ella no me ama a mí, y eso es una cosa dolorosa.” Al estar inclinado sobre ella ese día, pensé: “Señor, ¿así es la forma en que nos encontramos tú y yo? ¿Tu derramando tu amor y cuidándome de manera consciente, y lo que tu recibes en recompensa es un saludo breve en la mañana, nos conectamos, un quejido cuando no consigo lo que quiero, o cuando no lo haces de la manera que me gusta?” ¡Qué triste!-triste para él.

En otro artículo que leí, el autor dijo: “Cuando usted tiene una familia con esta enfermedad, ha sido llamado a dar un amor extraordinario.” Al meditar sobre este pensamiento, me di cuenta de que Dios llama a cada persona a un amor extraordinario de una manera diferente. Por más de diez años, Dios me dio la fuerza para soportar el rechazo en nombre de las mujeres que necesitan una beca o una donación para un ministerio. El amor extraordinario que Dios pidió de mí era el de llevar la carga de mujeres extrañas, muchas de las cuales rara vez regresaron después de haber recibido el regalo. Ahora Dios estaba pidiendo otro nivel de amor extraordinario. Para la persona que una vez satisfizo mis necesidades emocionales, ¿continuaría yo amándola aun cuando esa fuente de reposición se ha terminado?

Creyente, ¿te ha llamado Dios a dar un amor extraordinario? Entonces quiero que sepas que el amor extraordinario no es humano, es divino. La única manera de expresar un amor extraordinario es cuando derivamos nuestra fuerza del amor de Dios. 2 Corintios 1:3-4 dice: Alabado sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo. Padre misericordioso y Dios de toda consolación, quien nos consuela en todas nuestras tribulaciones para que con el mismo consuelo que de Dios hemos recibido, también nosotros podamos consolar a todos los que sufren. NVI. Observa la fuente de todo consuelo. Es a partir del “Dios de toda consolación”. Él fluye dentro de nosotros y por medio de nosotros. Después, nosotros fluimos por medio del contacto con la vida de los demás. Y el mundo mira y se inspira para ir y hacer lo mismo.

Mi oración es porque esta devoción te haya animado de alguna manera especial. Cuando oro por ti, escucho una canción de la victoria. Creo en ti porque creo en el poder de la Palabra de Dios en ti, y cómo pones Su palabra en acción.
Con cariño, Anita

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

Fill out this field
Fill out this field
Please enter a valid email address.