La competencia es una práctica aceptada en el mundo de los negocios donde una compañía compara su producto con una compañía que fabrica un producto similar. Pero Dios nunca tuvo la intención de que los creyentes compitieran al alcanzar misiones similares. Se necesita una gran fe para estimar a otros más que a nosotros mismos.
Filipenses 2:3 nos dice que no hagamos nada por ambición egoísta. El éxito es cuando nos enfocamos en lo que hemos hecho comparado con lo que somos capaces de hacer. ¿Es hora de dejar de compararte con lo que otros están haciendo?
Cuando oro por tí, escucho una canción de victoria. Creo en tí porque creo en el poder de las verdades de la Palabra de Dios en tí, cuando pones Sus verdades en acción.
Con cariño de Anita Carman