Dios usa a mis amigos caninos para enseñarme sobre la vida. Hace muchos años, tuve un perro pastor francés. Esta raza fue uno de mis descubrimientos únicos cuando viví en Europa. Decidí obtener otro imaginándome que iba a tener la misma experiencia que tuve con el primero. Con disgusto, vi que el nuevo cachorro no se parecía en nada al que tenía antes. Al principio, estaba decepcionada y reflexioné sobre cómo él simplemente no era como el que tenía antes. Entonces recordé que Dios lo creó como su ser único y necesitaba fijarme en su singularidad en lugar de compararlo con una relación pasada. Me pregunto cuántas bendiciones nos hemos perdido al no ver una bendición frente a nosotros. ¿Es hora de agradecer a Dios por lo nuevo que está haciendo en tu vida?
Cuando oro por tí, escucho una canción de victoria. Creo en tí porque creo en el poder de las verdades de la Palabra de Dios en tí, cuando pones Sus verdades en acción.
Con cariño de Anita Carman