¿Te encuentras tratando de rescatar a todos los que te rodean? Tal vez te sientes agotada porque Dios nunca te envió para que fueras una Salvadora. En una situación de crisis, cada necesidad no se convierte en tu vocación. Dios no nos envió para satisfacer todas las necesidades. La próxima vez que te se sientas atraída a correr a rescatar a alguien, presiona el botón de pausa y consulta al Señor. Pregúntale si esta es una necesidad que debes satisfacer. Que Él sea el Salvador y seamos nosotros los enviados en Su nombre. No fuimos creados para ser Salvadores sino para ir en el nombre de nuestro Salvador. Reconoce la diferencia.
Cuando oro por ti, “escucho” una canción de victoria. Creo en ti porque creo en las verdades de Dios en ti cuando pones Sus verdades en acción.
Con cariño de Anita Carman