Metas con Consecuencias Eternas

Yo terminé la universidad en dos años. Fue un programa ridículo que me impuse porque estaba convencida de que no tenía el lujo de ser normal. Toda mi vida como adulta joven la viví con urgencia para salvar a quienes me rodeaban. Pero mi enfoque no estaba en las cosas eternas, me consumía rescatar a mis seres queridos económica, emocional o físicamente. Luego, Dios me mostró que las personas a mi alrededor eran las que habían elevado sus necesidades financieras, emocionales y físicas a lo máximo y me dejer ser absorbida por su histeria. Dios me recordó que lo eterno a menudo se siente distante y, por lo tanto, menos urgente, cuando en realidad es lo que más importa.

Nuestra carne a menudo se enreda en lo que es inmediato y temporal, mientras que nuestro espíritu tiene sed de metas con consecuencias eternas. La gran noticia es que nuestra vida con el Espíritu tiene el poder de vencer a la carne. Por lo tanto, la próxima vez que estés luchando por plazos que apagan al Espíritu, ten presente la mente para preguntarte: “¿Cuál es la prisa? ¿Quién creó esta línea de tiempo artificial?” Luego suelta tu horario y deja que el Espíritu te guíe.

Cuando oro por tí, escucho una canción de victoria. Creo en tí porque creo en el poder de la verdad de la Palabra de Dios en tí, cuando pones Su verdad en acción.

Con cariño de Anita Carman

De Una Posición con Calma, Responde con Seguridad
Luchando Por Arreglarlo

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