Dios no nos da una estrategia de “acertar o perder” para terminar nuestra misión en la tierra. Él conoce los planes que funcionarán mejor para nosotros. Un diseño fundamental en los planes de Dios comienza con la relación. Mira cómo Jesús lanzó su misión al elegir a los doce como el factor crítico de éxito no negociable. Incluso Judas, que traicionó a Jesús, era un riesgo intencional y ya estaba incluido en el plan final de Dios.
Este año, en lugar de comprometerte a una serie de objetivos que sólo te incluyan a ti, como tomar tiempo de oración o hábitos alimenticios más disciplinados, intenta iniciar a la manera de Dios al elegir las relaciones adecuadas para que te acompañen en tu jornada. En la economía de Dios, el objetivo final nunca es alcanzar la cima de la montaña a solas, sino conectarse con relaciones que también disfrutarán de la experiencia en la cima de la montaña. Pídele a Dios que te muestre los elegidos que Él ya ha escogido para que suban la colina contigo. El éxito de Jesús dependía de su compromiso personal, pero un factor crítico de éxito fue por los que Dios escogió a que lo acompañaran en Su jornada.
¿Quién es el equipo de tus sueños? Nómbralos, invitalos, comunícales el objetivo final y comprométete a lograr más juntos por un propósito mayor que tu lista de sueños combinada. Por encima de todo, no olvides el tesoro que ya tenemos el uno con el otro y cuida aquellos con quienes podamos caminar a su lado en nuestro camino hacia la victoria.
Cuando oro por tí, escucho una canción de victoria. Creo en tí porque creo en el poder de la verdad de la Palabra de Dios en tí, cuando pones Su verdad en acción.
Con cariño de Anita Carman