Escrito por Anita Carman

Querida Creyente,

¿Alguna vez has pasado por períodos en tu vida en los que no estás a gusto? Tal vez has estado yendo de una ciudad a otra, o de una empresa a otra, o de un ministerio a otro. ¿Pensaste que tu destino estaba en un lugar específico?

En Mateo 4:19, cuando Jesús llamó a los primeros Apóstoles a seguirle, Él dijo: “Vengan, síganme…, y los haré pescadores de hombres.” NVI. En primer lugar, podemos aprender de esta invitación que Dios nos llama a seguir a una persona. En segundo lugar, nos enteramos de que en el seguimiento de la persona de Jesús, el objetivo final no es una ciudad o una ubicación física. La meta de Dios final es un propósito específico que a final de cuentas nos lleva a la salvación de las almas de la condenación eterna. Así que la próxima vez que te pongas inquieta, pregúntate: “¿Mi propósito me lleva a llegar a más personas con el mensaje de salvación de Dios?” Si no es así, ¿podría ser que la inquietud se debe a que hemos sido creados para la eternidad y nuestro espíritu anhela alinearse con actividades que tienen valor eterno?

Oro porque este mensaje te haya animado de una manera especial. Cuando oro por tí, escucho una canción de victoria. Creo en tí porque creo en el poder de la Palabra de Dios en tí, y cómo pones Su palabra en acción.

Con cariño, Anita

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