Fui enseñada por líderes con experiencia que guiaron con su ejemplo. Uno de esos líderes perdió a su hijo debido a una enfermedad, y aun así se presentó a enseñar todas las semanas. Otro líder se derrumbaba de agotamiento, pero regresó del hospital para servir.
Cuando Dios me llamó al ministerio, el ejemplo de esos líderes quedó arraigado en mí y se convirtió en parte de mi ADN espiritual. El apóstol Pablo dijo en 1 Corintios 4:16: “Por lo tanto, les ruego que sigan mi ejemplo”. Si un joven discípulo te siguiera y tomara notas, ¿estarías avergonzado? ¿Qué debes cambiar para ser un líder que valga la pena imitar?
Cuando oro por tí, escucho una canción de victoria. Creo en tí porque creo en el poder de las verdades de la Palabra de Dios en tí, cuando pones Sus verdades en acción.
Con cariño de Anita Carman