

Estaba pensando por qué las cosas se han acumulado en mi vida. Donde
quiera que volteé, vi un montón de obstáculos. Estos montones consistían de
artículos que tal vez pueda necesitar. Como no estaba segura de cuándo podría
necesitarlos, simplemente se quedaron en mi mostrador, esperando su momento de
utilidad. Observé que los desórdenes se hacen más grandes cada vez que estoy en
transición o cuando alguno de mis hijos está en transición. Por ejemplo, mi nieto
Ezra sigue creciendo y estoy anticipando que su silla alta ya no le quedará pronto.
Así que tengo el asiento elevador en espera. ¿Por qué molestarse en guardar el
asiento elevador ya que podría necesitarlo pronto? Hay muchos artículos en mi
vida que no he guardado en caso de que los necesite pronto. Entre mi lista están
libros que estoy segura de que llegaré a leer, pero nunca leo, clases que pretendo
tomar pero que aún no me he inscrito, remodelación de la casa, semillas de flores
que estoy convencida de que plantaré. Mientras tanto, las pilas se hacen más
grandes y termino sin hacer nada porque las pilas me han abrumado.
La Palabra de Dios nos dice que hay una temporada para todo lo que existe.
Lo que necesito resolver es mi temporada. Incluso si la temporada es de transición,
al menos hemos establecido que una temporada de transición garantizará una
mayor cantidad de cosas incompletas para que podamos dejar de preocuparnos por
eso. La clave para prosperar es conocer nuestras estaciones y vivirlas como
corresponde.
Cuando oro por tí, escucho una canción de victoria. Creo en tí porque creo
en el poder de la verdad de la Palabra de Dios en tí, cuando pones Su verdad en
acción.
Con cariño de Anita Carman