Cualquiera que haya estado en una batalla sabe lo que significa tener un guerrero firme y predecible luchando a tu lado. Pero ¿qué sucede cuando un guerrero de confianza es herido o decide usar su fuerza para pelear una batalla diferente a la que te encuentras? La pérdida de un compañero de armas de confianza puede generar miedo en el corazón de cualquier líder. La clave es levantar nuestros ojos más alto que la batalla inmediata en la que estamos. Dios me recuerda que todas las batallas espirituales le pertenecen. Si otros se liberan prematuramente o en sus propios términos, se les considera en términos militares como desaparecidos en acción o como desertores. Pero desde un punto de vista más alto, hay que recordar que las batallas que peleamos por el Reino pertenecen a Dios y Él puede reasignar personal como lo considere conveniente.

Al liderar a Inspire Women más allá de veinte años, descanso en ser responsable de mi propia obediencia y opciones. Lo que otros hacen es entre ellos y Dios. Y cuando hace falta un guerrero, confío en que Dios me ha permitido ser más fuerte de lo que creía posible o que me sorprenderá con alguien que ha estado preparando en un lugar secreto que ni siquiera conocía. Lo principal es que hay que recordar es que estamos aquí en la tierra por un corto tiempo. Dios es el líder de todas las batallas espirituales desde la eternidad pasada hasta la eternidad futura. Podemos descansar sirviendo bajo la autoridad del Dios que finalmente ganará todas las batallas.

Cuando oro por tí, escucho una canción de victoria. Creo en tí porque creo en el poder de las verdades de la Palabra de Dios en tí, cuando pones Sus verdades en acción.

Con cariño de Anita Carman