Alguien me dijo que el sufrimiento emocional es cuando la vida no coincide con tus expectativas y no existe posibilidad de que algo cambie. Me hizo reflexionar sobre las expectativas que yo tenía en la vida. ¿Me equivoqué al haber tenido expectativas? ¿Es la lección el dejar de esperar algo para que no nos decepcionemos?
Mientras buscaba la respuesta en la Palabra de Dios, buscaba ejemplos de aquellos que tenían expectativas. Simeón y Anna estuvieron en el templo durante años, rezando y esperando que el Mesías viniera a la tierra. Abraham y Sarah no esperaban tener un hijo a los 99 años. Paul no esperaba que Bernabé, la persona que era su mentor y con quien compartía tanta historia, se enojara y se fuera.
Lo que la Biblia me enseñó acerca de las expectativas es esto:
- Algunas expectativas se retrasan y el período de espera construye nuestra fe.
- A veces, la vida también nos da cosas que no esperábamos, pero en el buen sentido. Hay detalles en mi vida que resultaron mejores de lo que nunca imaginé, y puedo concentrarme en esos detalles para mantener mi corazón agradecido.
- Hay situaciones en la vida como en la que Bernabé que se aleja de Pablo y que debemos descartar con la expresión: “¿Y eso de dónde vino?”, y continuar nuestra misión. Incluso en medio de lo inesperado, la misión de Dios continúa y sirve como nuestra ancla.
Si la vida no ha resultado como esperabas, entonces no ha sucedido nada fuera de lo común. Compartimos el desafío de mantener el rumbo a pesar de lo inesperado y confiamos en que algún día, Dios hará que cada detalle sea perfecto.
Cuando oro por tí, escucho una canción de victoria. Creo en tí porque creo en el poder de la verdad de la Palabra de Dios en tí, cuando pones Su verdad en acción.
Con cariño de Anita Carman
